Cualquier realidad es poliédrica. No estoy de acuerdo con las vías que se proponen para la objetividad, ya que creo que son utopías ideales que rara vez son aplicadas. Normalmente no se profundiza en la información todo lo que se debería. Tampoco se toman en cuenta los diferentes puntos de vista. Quizá sea falta de tiempo. El resultado: una pobre elaboración fruto de una insustancial investigación.
Se prima la inmediatez y la actualidad. ¿Contrastar diversas posturas?, ¿qué es eso? mejor quedarse con la que más interese o con la que más atención capte. El mundo no existe tal y como lo conocemos, no tenemos una experiencia directa sino que lo percibimos a través de inferencias y mapas referenciales que nos han venido dados desde pequeños. Simplemente los hemos aceptado. Es cierto que, al comienzo, de forma crítica. Preguntábamos como buen infante “¿y eso por qué es? Más tarde, con resignación, nos conformábamos con un insulso “porque sí”. La madurez llega cuando dejamos de cuestionarnos cosas que quizá no sean tan obvias. Lo mismo pasa con el pluralismo o equilibrio periodístico, lo que se predica como “neutralidad“. Simplemente, primacía de las posturas mayoritarias o más extendidas. Captar interés y subir las audiencias. El cuarto poder reducido al periodismo de masas.
El problema ya no es la manipulación, el interés económico o control de los medios, va más allá. No nos olvidemos que es la audiencia quien dirige la producción de contenidos. ¿Somos adictos a la comida rápida o críticos gastronómicos? Quejarnos acerca de la cantidad de los contenidos multimedia en cualquier tipo de plataforma no sirve de nada si nosotros mismos somos los que los demandamos y consumimos.
Realidad frente a objetividad
Abogar por la objetividad es un caso perdido. Una empresa sin recursos. La simple selección, ubicación y exposición de una información en detrimento de otra hace que ésta deje de ser objetiva. La honestidad y responsabilidad creo que es más eficaz, más realista. Un medio solo es capaz de acercarse a la visión que está establecida como la más adecuada o incluso a la única a la que es capaz de llegar. Siempre habrá otras que ni siquiera llegamos a imaginar. Imposibilidad material de exponer posturas minoritarias tanto por falta de tiempo como de conocimiento puramente percepcional.
Si no podemos alcanzar la objetividad, lo deseable es acercarnos lo máximo posible a la realidad. Es lo que tratan de hacer algunos medios de comunicación. Sin embargo, es difícilmente detectable. Que la parcialidad sea visible en los medios de comunicación es algo completamente irreal. Se presupone que la información tiene que ser objetiva, por lo que rara vez se querrá que la subjetividad esté patente. Sin embargo, si la línea editorial del medio es muy marcada, su audiencia no va a discrepar o siquiera a darse cuenta de dicha parcialidad. Se publica un prisma de la realidad como la realidad en sí misma. Se expone una información ya interpretada, anulando por completo la función del lector, oyente o televidente.
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